Hasta ahora, en España se afrontaban ejemplarmente los problemas políticos con gran destreza, pero llegó el 1-O y todo cambió. Medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de la actuación vergonzosa de los estamentos políticos de un país que va a la deriva sin que su Gobierno sepa pararlo.
Es cierto que no se puede tolerar que nadie se salte a la torera la Constitución y las leyes, es cierto que Puigdemont está teniendo una actitud casi golpista, pero también es cierto que el Gobierno de Rajoy no ayuda a que esto llegue a buen puerto. Desde que comenzó todo en la negociación con Artur Mas sobre el pacto fiscal, hasta el domingo dando la orden de desalojar los colegios de cualquier forma con escenas grotescas, no dejando tanto él, como su segunda de a bordo Soraya Sáez de Santamaría, de hacerles ver desde hace años con su mayoría absoluta que deben sumisión no a España, sino a ellos, con sus declaraciones, con su actitud y con su forma de actuar que ha quedado entre dicho con portadas como las de “Washington Post”, que publicó un durísimo artículo en el que carga con fuerza sobre Rajoy.
Una cosa está clara: todos los partidos constitucionalistas se han unido a la causa, todos defienden la legalidad de las leyes
Una cosa está clara: todos los partidos constitucionalistas se han unido a la causa, todos defienden la legalidad de las leyes. Hemos escuchado a José Bono hablar como si fuera el propio Rajoy y su partido fuese el PP; entre tanto, todos los partidos montan sus estrategias de cara a lo que se avecina, que es ganar votos mientras, en Cataluña, se vivió una represión sin precedentes desde la época de Franco que se podía haber evitado el domingo o, quizás, el viernes, no dejando entrar a nadie en los colegios.
Todo se ha hecho muy mal, hasta el punto de que los que piden que se respete la Constitución, son los primeros que la llevan incumpliendo desde hace años, con partidos y políticos corruptos que quieren dar lecciones de moralidad y legalidad, cuando son partícipes de todo lo que está ocurriendo en estos momentos difíciles para este país.
La situación por la que atravesamos es complicada, pero es de verguenza la clase política que gobierna España, que gobierna Cataluña, y los que están en la oposición en ambas partes, para ellos están primero las etiquetas de soy español, soy catalán o madrileño. Escucho comentarios en la calle como “Franco debería estar aquí ahora; ya veríamos lo que los catalanes iban a hacer”, se ha priorizado los intereses partidistas sobre los intereses humanos cuando eso es precisamente la política: los intereses de las personas, el interés general, que la gente cada día sea mejor, tanto personal como laboralmente, y que ayuden a que este mundo sea cada día un poquito mejor.
Se han olvidado de las personas, se han olvidado de la EDUCACIÓN, se han olvidado de los modales cívicos que nos dan al ser humano una diferenciación con respecto al resto de animales, eso de actuar racionalmente, pensando y utilizando el cerebro para algo más que gastar champú, como decía un profesor mío en el colegio.
Espero que Andalucía tenga algo que ver y que no se quede a la cola de este gran país, que ya lo lleva siendo desde toda la democracia aquí y en la Unión Europea. Esos son los problemas que tiene España, no sacar a ancianos a empujones escaleras abajo y atropellando a todo lo que se movía para evitar algo ilegal como lo fue el 9-N y no pasó nada
El despropósito político se cura con la educación, que se sienten, que hablen, que se reestablezca el orden constitucional, y se llegue a un acuerdo de transición y que se consolide con lo inevitable: la reforma de la Constitución. Y ahí es donde tiene que ponerse en alza la democracia, con una base de cuarenta años que nos ayudará a continuarla, pero no os olvidéis de hacer un pacto de Estado para la educación, que no se adoctrine a los niños. En nada.
Lo que sí es difícil es el problema territorial que tiene este país, porque aquí todos decimos que somos españoles pero, como decía George Orwell en Rebelión de granja: “todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros”. Espero que Andalucía tenga algo que ver y que no se quede a la cola de este gran país, que ya lo lleva siendo desde toda la democracia aquí y en la Unión Europea. Esos son los problemas que tiene España, no sacar a ancianos a empujones escaleras abajo y atropellando a todo lo que se movía para evitar algo ilegal como lo fue el 9-N y no pasó nada.
Desde aquí mi apoyo a todas las fuerzas del Estado, porque ellos sólo cumplen órdenes, el problema son los políticos que nos ha llevado a que se peleen las familias y los hermanos, y que sepan ellos que las personas están antes que las etiquetas, como cambiar el mundo está al alcance de todos, pero antes y, como primer paso, deben cambiarse a sí mismos.
José Pino Gálvez
Portavoz Gestora Andalucía X SI (AXSI) Vélez-Málaga