El pasado sábado, la SAC (Sociedad de Amigos de la Cultura) disfrutó de una visita interesantísima a la Cueva de Ardales, el descubrimiento de sus pinturas y dibujos paleolíticos y otros hallazgos desde una perspectiva crítica, motivada por las claves de D. Pedro Cantalejo, en una gozosa presentación previa en el Museo. Y por la tarde nos sorprendió gratamente la basílica de Bobastro, con su cantera de sillares de arenisca y los aljibes para cereales y agua que la hicieron inaccesible como enclave rebelde.
La cueva de Ardales se descubrió en 1821, fue la primera cavidad natural visitable en España. En 1852, su propietaria, Trinidad Grund, la habilitó con una gran escalinata de acceso, lámparas y un guía a los numerosos visitantes. En 1918, el famoso prehistoriador Henrri Breuil descubrió las primeras pinturas y grabados del Paleolítico que publicó en París.
Desde 1985 se inició un Proyecto de Investigación Científica que continua en la actualidad, abordando estudios de Geología, Arqueología, Arte Rupestre, Antropología, Paleontología y otras disciplinas científicas que demuestran el uso de la Cueva durante los últimos ochenta años.
Tanto en su exterior como en su interior, sirvió como refugio esporádico, con ocupaciones de Neandertales y Sapiens Sapiens. También se usó como un gran contenedor de Arte Rupestre Paleolítico, conservando más de mil motivos grabados o pintados.