Es uno de los crímenes más duros que se recuerdan de la historia de España.
Pese a que las sospechas se centraron desde el primer momento sobre la que luego se descubriría como la asesina, Ana Julia Quezada aguantó 13 días con la presión de saber que había enterrado el cadáver del niño en una finca cercana propiedad de la familia de Ángel Cruz, su novio y padre del menor.
Gabriel Cruz, el ‘Pescaíto’, un niño de ocho años que conquistó los corazones de todo un país desde Las Hortichuelas, una pedanía de Níjar (Almería) en pleno Cabo de Gata.