
Los profesionales que participan en el dispositivo de búsqueda de Julen, el niño de 2 años que cayó a un profundo y estrecho pozo en Totalán, viven estas labores «como algo personal», según ha expresado uno de los integrantes del operativo de rescate.
Miguel Ángel Nevado, técnico en evacuación de agua y conducciones que se ofreció a ayudar al dispositivo al ver que no había avances, ha explicado a los periodistas que los bomberos y guardias civiles que participan en las tareas «son padres y lo viven como algo personal, sin descanso, con barba de tres días».
Las personas que trabajan desde el pasado domingo en estas labores «no van a casa» sino que continúan en la finca de Totalán tratando de localizar al pequeño, ha referido.
Así, reciben las llamadas de sus parejas para ver cuándo van a volver a casa, y les dicen por teléfono: «no me esperes esta noche que no voy».
Sobre la complejidad del rescate, Nevado ha explicado que el orificio es «el culo de una sartén», en referencia a su reducido diámetro, y ha añadido que por ahí hay que bajar un robot, dos cámaras, un equipo de succión y otro de aire, y todo dirigirlo desde la superficie a través de un monitor con una precisión quirúrgica.