Las historias de éxito empresarial que vamos conociendo día a día ayudan a conocer cuáles son los rasgos característicos de una empresa exitosa. Una de las claves para dirigir a grupos de trabajo y conseguir su máximo rendimiento es contar con jefes ejecutivos bien formados, que sean líderes completos.
No es fácil encontrar a alguien que, además de contar con buenos conocimientos en torno a la actividad, posea buenas dotes comunicativas, tenga una motivación que pueda inspirar a los demás, sea capaz de asumir responsabilidades o delegar cuando sea necesario, sepa reconocer y fomentar el potencial de su equipo, tenga autoridad, pero empatice con sus pares o sepa ver claramente los objetivos. Las grandes empresas, cuando encuentran profesionales así, los cuidan al máximo, porque saben que de ellos dependen, en gran parte, los buenos resultados.
La comunicación, precisamente, es también rasgo común en las empresas exitosas. Desde la cúpula de la empresa hasta la persona que está recién llegada, todos deben conocer su papel en las estrategias basadas en la consecución de los objetivos.
Las empresas exitosas también se caracterizan por campañas de marketing que marcan época, y por otros factores decisivos. Cierto es que el contexto influye, pero hay otras cosas que sí están bajo su control.
Financiación, apartado destacado
En los peores años de la crisis, el reducido acceso a financiación era uno de las quejas más esgrimidas por las empresas. De hecho, los potenciales emprendedores veían en la falta de dinero para empezar su proyecto una razón importante para el inmovilismo.
Hoy en día parece el grifo se ha vuelto a abrir, pero de forma paralela se han popularizado prácticas como recurrir a financiación a través de Internet, por ejemplo, solicitar un préstamo online con ASNEF, la Asociación Nacional de Entidades de Financiación (hoy Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Créditos). Un préstamo online con ASNEF significa, en primer lugar, elegir una entidad. Y, para comparar, creditoagil.es recoge una tabla con las condiciones que ofrecen varias de ellas.
Además de dar cabida a multitud de entidades que proponen créditos fáciles, urgentes y en línea, Internet también ha permitido desarrollar otras opciones de acceso a financiación como el crowdfunding. El micromecenazgo anónimo puede ser muy útil para una empresa que comienza o para una que quiere poner en marcha un proyecto determinado, aunque será su originalidad lo que más valoren quienes vayan a aportar.
El equipamiento correcto
Una empresa ha obtenido financiación para dar sus primeros pasos o poner en marcha un proyecto, pero, una vez comienza a tener beneficios, no invierte para mejorar. Craso error, dirán los expertos, sobre todo aquellos que sostienen que el dinero es energía y debe fluir. La clave está en el equilibrio.
Hay que invertir para hacerse con equipos o mejorar aquellos que ya existen, con el fin de hacerse con lo que ofrezca más eficiencia (buen funcionamiento por menos dinero) y, también importante, que se adapte a la normativa vigente. Pensemos, por ejemplo, en grupos electrogenos proporcionados por líderes del mercado, y con idea de encontrar la potencia que se está buscando.
También hay que invertir, decíamos, en buenos profesionales que lideren proyectos de éxito. Y no solo contratándolos, sino además asegurándose de que están percibiendo salarios justos. La competencia siempre estará dispuesta a reclutar a trabajadores bien formados que están descontentos con su puesto anterior.
Según el negocio del que hablemos, también se puede invertir en productos financieros que puedan dar beneficios o en marketing, por ejemplo, en agencias de posicionamiento web.
La formación, también vital
Lo de la formación tiene que ver también con lo de dotarse con buenos recursos humanos. Es posible que una empresa cuente con trabajadores bien formados, comprometidos y motivados, pero que no tenga los conocimientos necesarios ante una nueva idea o proyecto o, más frecuente aún, frente a los cambios en la legislación. No se trata de despedir a trabajadores y contratar a nuevo personal (si se hace, que sea para reforzar el equipo), y sí invertir en formación.
Los cursos de economia en el marco de la administración de empresas o en el de la asesoría de compañías, pueden ser de mucha utilidad. El curso escogido dependerá del sector de actividad de una empresa, pero la formación en cuestiones digitales o de uso de Internet se entiende como algo transversal.
No todos los trabajadores tienen que tener información exhaustiva sobre redes sociales, por ejemplo, pero el departamento de marketing sí debería renovar sus conocimientos con asiduidad. Cada año hay nuevas actualizaciones y herramientas que manejar, y estar formado en torno a ellas puede marcar la diferencia entre la efectividad o la falta de ella.
La buena organización como base
Contar los recursos técnicos y humanos (lo que a su vez depende del acceso a financiación o de la inversión) es fundamental, pero también lo es que la empresa tenga una organización óptima. Si no es así, todo ese potencial del equipo se irá perdiendo, se gastará en tareas rutinarias de escaso valor que no están automatizadas y no se podrá invertir donde realmente es importante.
Para que eso no ocurra, una buena idea es invertir en un software de gestión, un ECM (Enterprise Content Management). Una empresa que lo proporciona y que asesora para su uso es http://www.ser-solutions.es/, que dice en su web ser el mayor proveedor europeo de software de gestión de contenido empresarial.
El paquete que propone es, concretamente, el Doxis4 ECM que, explican, “integra e forma modular captura, archivado electrónico, gestión de documentos, expedientes digitales, colaboración, así como gestión de tareas y procesos empresariales en una plataforma de gestión del contenido unificada”. Esto significa que el programa es capaz de registrar información, gestionarla, procesarla, regularla y almacenarla con seguridad.
Todo el personal de la empresa tendrá acceso a este software, lo que permite un nivel alto de coordinación y que se cumplan criterios básicos como los de comunicación. Gracias a la plataforma se sabe en qué objetivo y con estrategias se está trabajando, nadie lo perderá de vista. Con ello se consigue acelerar procesos, ahorrando tiempo y dinero y, además, mejorar la respuesta que se da al cliente.