Francisco Tovar es un ferviente seguidor del Málaga que hace veinte años, coincidiendo con la temporada del ascenso a Primera División en la 1998/99, se le ocurrió junto a su hijo pintar los colores de su querido ‘600’.
Suena con fuerza el himno de ‘La Bombonera’ como sintonía fetiche y, sobre todo, se hace notar por su más que reconocible carrocería e interiores con mil y un detalles con sello malaguista. Y siempre animando en los alrededores del Estadio La Rosaleda, especialmente en las previas de cada encuentro.
“El sentimiento malaguista es algo que no se puede explicar, es como la familia, se lleva en la sangre”, afirma Tovar, que tiene claro que “ahora es cuando hay que estar, vamos para adelante”.
Francisco y su coche, uña y carne blanquiazules, hacen bueno el ‘por eso te quiero, Málaga’.