El gol, la asignatura pendiente del Vélez

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No sabemos cuánto va a durar esta ausencia de competitividad en el área contraria, pero el Vélez pide a gritos un revulsivo arriba.
No sabemos cuánto va a durar esta ausencia de competitividad en el área contraria, pero el Vélez pide a gritos un revulsivo arriba.
  • El mejor equipo del mundo puede convertirse en uno más si no tiene gol. Los delanteros ganan partidos, los defensas campeonatos, pero el gol tumba a ambos si su ausencia se hace crónica.
     
    Con el ‘extraño’ paréntesis del partido en San Ignacio ante el Centro de Deportes de El Palo, el Vélez sufre de ese mal endémico que es la falta de gol. Un problema que arrastra desde hace meses y que ha sumido al equipo en una grave crisis de pólvora mojada. 
     
    No termina de entrar el balón en la red y la solución parece que no está sobre el césped. Ya lo veníamos advirtiendo hace algunas semanas, pero la historia se repite. No hay recambio. No hay competición y la pelota sigue sin entrar. Porque si el gol estuviera nada más que presente, el Vélez no hubiera dejado tantos puntos por el camino.
     
    Competir por un puesto es de lo más sano que el fútbol nos ha ido dejando con el paso de los tiempos. Mucho más en la zona de arriba, en la primera línea atacante, donde las noticias llegan antes y se pone peso a la balanza. Pero a día de hoy eso no pasa en el Vélez.
     
    A comienzos de campaña había dos jugadores para un puesto de ariete. O para dos. Porque en pretemporada se probó jugar de muchas maneras y en su mayoría dando protagonismo a dos delanteros. Hablamos de Guerra y Javi Molina. Con ellos, los había quien se frotaba las manos, porque entre uno y otro se podría completar una gran delantera. Pero no ha sido así.
     
    ¿Dónde está Molina? Ni de él ni de otro recambio sabemos nada. Porque de lo poco que se cuenta, menos se sabe. Hace meses que el ariete, que procedía del Club Deportivo Barrio, no va convocado. No cuentan con él, no tiene minutos y así no se puede marcar. Nunca ha tenido confianza del técnico, y las palabras, en este momento, se ls llevó el viento. 
     
    Pero como decimos, ni Molina, ni otro. No hay recambio natural para los momentos de sequía y ayer fue otro ejemplo de que el Vélez no funciona por arriba. La única solución siempre ha sido el hecho de adelantar posiciones, cerrar las bandas y convertir futbolistas con gol en improvisados delanteros. Solución que ha funcionado sólo por momentos.
     
    No sabemos cuánto va a durar esta ausencia de competitividad en el área contraria, pero el Vélez pide a gritos un revulsivo arriba. Los mejores momentos del equipo siempre ham llevado consigo un ataque con dos delanteros natos. Quizá ese sea un paso adelante. Pero con todo perdido, por qué no probar. 

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