El primer partido del año en el Vivar Téllez pasó sin pena ni gloria para dos aspirantes a todo, que no pusieron apenas carne en el asador y terminaron llevándose un punto fruto del racaneo deportivo visto sobre el sintético veleño.
Tanto el Ejido como el Vélez no llegaban al partido en su mejor momento. Las bajas, que los de Cazorla siguen lamentando en 2016, vuelven a condenar la magia de una plantilla que necesita el último empujón para no perder el tren del ascenso; arreón a modo de fichajes que la directiva prepara y deberían de llegar antes del cierre del mercado invernal.
Con el inicio del choque quedaron claras dos cosas. La primera es que el Vélez puede jugar de tú a tú con cualquiera, aunque el respeto este domingo fuera máximo hacia El Ejido. La segunda es que sufre con la plantilla, con los lesionados y también con la necesidad de acabar cuanto antes con lo recortado de un plantel que evidencia carencias que no debiera pasar un aspirante al título.
Orden y las ideas claras en los tres cuartos del campo, y un abismo con los de arriba, hacen que los goles vuelvan a ser una empresa complicada a pesar de la calidad de Guerra, al que no se le puede exigir más de lo que hace.
Los almerienses, por su parte, buscaron hacer daño al Vélez a la contra, por arriba y por abajo, a balón parado y de mil y una maneras que no cuajaron, gozando de muy poco claro y con la única excepción de la que tuvo a mano en el ’80 y que desbarató la zaga.
El Vélez se acercó mas y tiró de casta para hacer daño a un rival que se mostraba también sólido atrás. Moreno, que hizo las veces de ariete, creador y también de mago del Vélez, tuvo la mas clara en sus botas, aunque no estuvo la cosa para goles.
Finalmente, reparto más o menos justo y un punto que no sirve a nadie para comenzar el año en positivo.