
Ha sido algo más de un mes de trabajo, de composición de la plantilla y de esfuerzos para cerrar un grupo que sobre el papel puede llegar a ilusionar. Lo que pase sobre el terreno de juego será otra cosa, aunque nos da que a Gálvez, de cara al domingo, el cuerpo le pide mantener la línea del último amistoso y repetir, en medida de las circunstancias el once mostrado ante el Sevilla.
Enfrente, como argumentábamos ayer, estará el River Melilla. Lo hace por segundo año consecutivo, a pesar de las presiones y del entorno futbolístico que se vive en la ciudad autónoma. Ya saben que sólo puede haber un equipo en Tercera y mientras este se mantenga en la categoría, ningún otro podrá ascender. Es por ello que durante toda la temporada la situación se hace difícil, puesto que todos quieren estar y este año, como ejemplo, el campeón melillense quedó sin premio alguno.
Aloisio, que conoce más de oídas que de otra cosa al equipo axárquico, sabe que tiene que poner toda la carne en el asador para rascar bola en el Vivar Téllez. No lo tendrá fácil. Y es que llega con el equipo a medio formar, mucha juventud y la incertidumbre de cómo arrancarán los suyos en este tempranero viaje a la Península.
En definitiva, un encuentro oficial que a muchos les podría saber a pretemporada, por eso del calor, pero que sin duda supondrá el pistoletazo de salida a un año donde de nuevo la Segunda B seá el mayor reto para los de la Axarquía.